Cada vez más podemos encontrar a nuestro paso carteles que nos indican que estamos siendo grabados o vigilados por un circuito cerrado de televisión (CCTV). Estamos ante de un sistema de vigilancia de cada vez más amplia implantación que emplea cámaras de seguridad y cuya instalación se ha ido simplificando hasta hacerse realmente asequible para cualquier establecimiento o particular. Su versión más sencilla consta de una cámara conectada a un monitor o unidad de grabación. A partir de ahí se pueden añadir cuantas cámaras adicionales creamos oportunas, y dotarlo de múltiples elementos complementarios que van desde visión nocturna a sensores de movimiento por ejemplo.
Su fin es de manera general la vigilancia de instalaciones y espacios. Podemos ver quién se encuentra en nuestra propiedad o negocio, si el proceso de trabajo es el deseado o incluso ya de manera más avanzada reconocer digitalmente a personas que deben o no estar en este lugar.
La instalación de circuitos cerrados de televisión para la vigilancia de recintos repercute en el coste de los seguros ya que las compañías son conscientes de que éstos disminuyen la incidencia de delitos. Las imágenes tomadas pueden servir como prueba ante cualquier incidente. Esto hace que la inversión quede parcialmente amortizada en la póliza correspondiente, más allá de otras consideraciones.
Con estos sistemas de CCTV vamos a conseguir no solo un control efectivo de la zona a vigilar, sino también un importante factor disuasorio ante posibles allanamientos. La señalización del CCTV y las propias cámaras de seguridad hacen que las personas que pretendan acceder a la zona vigilada se lo piensen dos veces antes de hacerlo. Es una buena medida contra la comisión de delitos de todo tipo, desde robos a conducción temeraria, pasando por agresiones o vandalismo.
Esta vigilancia nos hará estar más protegidos, y por ende más tranquilos, menos estresados ante posibles incidencias.
Pero las cámaras no lo son todo. Ésta son detienen la ladrón ni avisan a la policía a no ser que tengamos contratado un servicio integral al respecto. Por ello es recomendable complementarlas con una central de alarmas que nos ayude a que el resultado no quede tan solo en la grabación del delito sino también en la detención de los delincuentes. Una cuestión importante es la del cumplimiento de la Ley de Privacidad ya que no pueden atentar contra el derecho a la privacidad de las personas. En las empresas, los trabajadores deben saber que se les está vigilando, y hacerlo en las zonas permitidas por la legislación. La instalación de cámaras no debe solucionar un problema y crear otro: el malestar por parte del empleado al saber que se le vigila.
Los sistemas de CCTV están ya al alcance de cualquier particular o empresa, y se integran a través del internet de las cosas en nuestros dispositivos móviles para comprobar su trabajo en cualquier lugar a cualquier hora.
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