Desde septiembre de 2018 se prohibió la fabricación de todo tipo de bombillas halógenas (lámparas halógenas no direccionales, incluidas las lámparas convencionales en forma de pera o vela). Pero aún podemos encontrar en las tiendas bombillas halógenas, pues aún está permitida la venta de aquellas bombillas halógenas que los comercios tengan como excedentes y que fueran fabricadas antes de 2016.
Esta medida ya debía haberse aplicado en 2016 siguiendo la normativa europea, pero se dio un margen de prórroga de dos años antes de prohibir su fabricación con la finalidad de dar un margen de adaptación al sector y a los consumidores. Ya en 2012 la legislación comunitaria prohibió la venta de bombillas incandescentes; posteriormente, en 2013 se prohibió la fabricación de los focos halógenos (bombillas halógenas direccionales); y ahora en septiembre de 2018 se cierra definitivamente la producción de bombillas halógenas. Se trata de un proceso progresivo en el que se pretende acabar con la fabricación de fuentes de iluminación ineficientes, entre las que se incluyen las bombillas halógenas.
La prohibición de fabricar bombillas halógenas por parte de la legislación comunitaria tiene como finalidad última la reducción de las emisiones contaminantes y de efecto invernadero (dióxido de carbono) y la reducción de la huella de carbono implícita. Esta huella de carbono no es más que la cantidad de CO2 en toneladas emitido por el ser humano al fabricar un producto o realizar sus actividades diarias (consumo en el hogar, transporte, hábitos de consumo, etc.).
Para conseguir esta reducción en la emisión de CO2 es fundamental la adopción de medidas para reducir el consumo energético. Si hablamos de iluminación, los hogares juegan un papel muy importante en el gasto energético, ya que se calcula que el 30% del consumo en iluminación se produce en nuestras casas.
Si ya no se fabrican bombillas halógenas, ¿qué formas de iluminación utilizaremos?
En lugar de bombillas halógenas utilizaremos bombillas con tecnología LED, que pueden suponer hasta un 80% de ahorro energético (unos 150 € de ahorro en la factura de la luz). Las bombillas LED tienen además otras ventajas frente a las halógenas, como son la mayor durabilidad, entre cinco y diez veces más horas de vida media; además la tecnología LED también permite un control fino de la iluminación mediante el uso de chips integrados para optimizar el confort visual en cada momento.
La prohibición de fabricar bombillas halógenas responde a una necesidad de eliminar fuentes de iluminación de gran consumo y de muy baja eficiencia para sustituirlas por otros sistemas de iluminación, bombillas con tecnología LED, mucho más eficientes y versátiles.
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