Hoy día no se puede imaginar una casa en la que no haya conexión wifi. Son muchas las empresas proveedoras de este servicio, y dos grandes productos los que lo hacen posible: el ADSL y la fibra óptica, términos que ya hemos incorporado de manera habitual en nuestro día a día. Pero que estemos familiarizados con ellos no quiere decir que conozcamos exactamente en qué consisten, sus diferencias y ventajas. De entrada, lo que es obvio es que ambas nos permiten una conexión entre nuestro hogar y el cada vez más inabarcable y útil universo de la Word wide web.
El ADSL viene a ser la conexión tradicional a internet, a través de cables de hilos cobre, usándose la misma red que la de la telefonía para el traslado de datos. Este detalle tiene su lado bueno y su lado malo. Por un lado, al estar la red telefónica tan extendida, llega a casi todas partes y no necesita una instalación adicional. Pero el material que utilizan, el cobre, puede verse afectado por cambios en la temperatura, o supeditar su efectividad a la distancia con tu operadora, lo cual puede acabar incidiendo en la velocidad, que casi siempre es menos que la contratada.
Por su parte, la fibra óptica es una avanzada tecnología que consigue la conexión a internet a través de hilos de plástico o vidrio. La velocidad que contrates con tu operador será la misma que tendrás en tu dispositivo, sin fluctuaciones, alcanzando mayor rango que con el ADSL. En su contra juega que necesitas instalación, aunque ésta no es compleja, y que en las zonas rurales hay menos opciones para contar con ella por la orografía.
De todo ello concluimos que la fibra óptica es más estable y rápida, que ya no tiene por qué resultar más cara y que hoy día se instala rápidamente, por lo que, si puedes optar a ella por tu situación geográfica, sus resultados en tu conexión serán mejores.
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